sábado, 18 de noviembre de 2017

La Sorpresa

"He nacido para morir pronto, tengo en la pluma un sonrisa leve, una queja contenida y una vida quebrada"
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Hace  unos días me sorprendí a mi misma cuando una escena de una película me hizo reír espontanea y francamente.  Y fue tal la sorpresa, que después me invadió la tristeza, al darme cuenta del tiempo que llevo sin reír.  Fue breve, pero fue bueno, y doy gracias por ello.
Una cosa siempre lleva a otra y recordé la frase que inicia esta reflexión y como acompañaba un texto que escribí hace algunas semanas.  Lo deje guardado en ese cajón virtual que son los borradores en un procesador; un  borrador, algo que puede dejar de ser, posibilidad de ser olvidado. Quedó ahí, flotando, como algo que sentía profundamente pero podía ser muy hiriente  y porque me pareció demoledor cuando lo escribí; sigue siendo demoledor, pero hoy toca, es el momento.

"Antes de morir me gustaría sonreír, con esa sonrisa franca y abierta que surge de un interior tranquilo y apaciguado, cuando te miras en el espejo y ves un rostro ajado y piensas que ya todo esta hecho, que ya todo esta dicho y que ya los días están gastados.
Antes de morir me gustaría reír, a carcajadas, reír y quedarme sin aliento, dejar henchidos los pulmones  de vida y de consuelo.
No he vuelto a sonreir, no hay nada que eleve la comisura de mis labios hacia el cielo que ya no es azul, que ya no tiene ni color ni calor ni aire ni luz.  La ausencia de amor compañero ya me resulta insoportable, de modo que pienso que tal vez  mi tiempo debiera cumplirse cuando se cumpla el tiempo del ser que me dio la vida. Sé que no podré con ese dolor que se unirá a todos los demás, sé que estaré sola y sé que será el momento de mirar sin ver lo que no hay en mi futuro, sé que llegará ese día como sé que, en realidad, es una decisión tomada desde niña, porque en el fondo sabía que no había nada al otro lado de la ventana, sabía que todo estaba vacío y sucio y cualquier intento fue estúpido y fue intento.
¿Podré cumplir mi  deseo?"
 


sábado, 4 de noviembre de 2017

La Felicidad

Lo peor de la felicidad es haberla conocido,
Lo peor de la soledad es el miedo.
Lo peor del miedo es oírlo susurrar bajito,
y todo ello, felicidad, soledad y miedo,
se agarran a tu corazón y a tu aliento.

Querofobia, miedo a la alegría.    Se define como un persistente, anormal e injustificado miedo a la alegría.
Nunca creí que pudiera poner nombre y apellidos a la desazón del presente y al temor por el futuro, ese diablillo que murmura en mi oído y me pone alerta cuando el aire entra libre y limpio en mi alma y en mi corazón, cuando la mente vuela y los ojos brillan, ese diablo testarudo tiene nombre... ¿por fin?
 
Pudiera parecer que no tengo gratos momentos, pero los tengo, lo peor es cuando en el mismo instante de puro sol, la  sombra se hace presente y pienso, no durará, y siento, algún precio pagaré por ello, y ese instante es el mismo con dos caras, imponiéndose  la melancolía, que se vuelve confortable porque ya no puedes bajar mas y subir es un esfuerzo que no puedes repetir.
 
Pudiera parecer que no quiero ser feliz ni disfrutar del mundo, ni entregarme al  amor y la amistad sin reservas , pero quiero; lo peor es cuando la vida, que me da en abundancia con una mano me pasa al cobro con la otra a un precio tan elevado que... ¿podré soportarlo de nuevo?
En los últimos tiempos afirmo con cierto grado de soberbia, que no le debo nada a la vida, le pago con la mía cada día.  En realidad no es soberbia, es rencor por lo que me quita a cambio y es miedo por lo que vendrá, que se cobrara de nuevo.
Ergo... quiero ser feliz, pero no me atrevo.  Quiero vivir, pero me da miedo.  La tristeza y la melancolía me protegen.. y sin embargo...¿sufro menos?

"Cuidado con la tristeza, es un vicio".(Gustave Flaubert)



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