domingo, 17 de septiembre de 2017

El Regreso


Al final todo vuelve a su sitio, al cabo estoy sentada en la misma silla , mirando como siempre en la misma dirección, con los ojos soñadores de una cría que ahora sabe,  ahora, que no había nada al otro lado, detrás de aquellas montañas que enmarcaron mi infancia, había todo un mundo lleno de cosas ajenas.  Todo fue un sueño del que regreso vacía, llorando y muriendo.
 
Por salir de una vida reducida, equivoque los caminos, los momentos decisivos se fueron confundiendo en el tiempo y los recorridos alternaron sol y bruma en una existencia derivada en carreras contracorriente, unas veces y otras, huidas hacia adelante que nunca sabré si fueron propias o ajenas.
Y sigo buscando esa paz del alma que todo me lo niega, quería y  quiero una vida sosegada, normal,  sin suspiros, sin miedos.
Me apura el tiempo.
En realidad siempre fui niña solitaria, depresiva y ausente, dentro de ese mundo raro y adulto que no me vio crecer ni me dio aire para mis sueños.  En realidad siempre deprimida, en realidad siempre asustada, buscando acomodo en este basto mundo, pequeño para las almas que lloran en silencio.
Por un momento, insensato y torpe, camine por una senda aparente de normalidad y calma, podía amar y ser amada, podía ser madre, esposa, compañera...podía tener una vida. 
Fue insensato y fue torpe, fue estúpido...y fue intento.
No, no había nada al otro lado, todo estaba allí para mi, para cogerlo...pero no había nada... todo estaba sucio y muerto.
 


(En algún momento de la primavera oscura que ya vaticinaba vientos.)
(2017)

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