Aquello de lo que no hablamos no existe, dicen, pero esta en nuestro interior aunque no queramos verlo ni oírlo. Sin embargo, queremos dominar el miedo, queremos acallar los pulsos del corazón, y de vez en cuando, incluso, creemos que volverán los días de paz y gloria a nuestra vida porque aquello de lo que no se habla, dicen, no existe, y así, el dolor solo se calla con silencio.
Cantemos al silencio,
mar inmenso que protege sentimientos,
silencio por mi amor y mi vida,
silencio para sobrevivir,
silencio para llorar,
silencio para reír por dentro,
silencio...silencio para ti y para mi,
silencio para todo...
silencio para gritar y callar, silencio.
Cantemos al silencio
porque nos ayuda en la agonía
y en la alegría cuando estalla
como fruta madura,
cantemos al silencio
que nos cubre de amor y ternura
y sabe acunar el miedo.
Silencio para vivir, silencio para morir...silencio.
Y con el silencio
vuelven las penas y los malos vientos,
y el calor de las noches de verano
y las lluvias tempraneras de los inviernos.
Hay silencios que matan
y silencios que alimentan días y sueños,
silencios apocados,
silencios a gritos
y silencios eternos.
Y los busco y los pido
y los atormento con mis lágrimas,
mis suspiros, mis ojos enrojecidos
y mis labios prietos.
Canto sin voz y sin aliento,
canto alto y canto lento,
le canto por amigo,
le canto por cansancio,
le canto por amor y porque quiero,
le canto y le siento,
el silencio como hermano...
el silencio, por favor, por dentro.
(Octubre 2016)
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