De una decisión tomada hace mas de 50 años, se derivaron todas las cosas. No fue ni buena ni mala, ni la correcta y ni tampoco la equivocada, fue la que tuvo que ser en aquel momento, pero condicionó sus días y los míos para siempre.
Contaba unos meses de vida cuando mi madre decidió que aquel matrimonio suyo no era lo esperado, que los insultos y los desprecios no había porque soportarlos; me cogió en brazos y con cuatro cosas en una maleta se dirigió con paso seguro hacia la puerta para dejar atrás una vida apenas iniciada.
Sin embargo, en el mismo umbral y con un pie en la calle, algo cruzó su mente y se paró unos segundos a pensar, esos segundos que marcaron todo lo demás.
En los años sesenta, en un país atrasado y absurdo, una mujer sin estudios, sin trabajo, sin dinero, no tenía muchas alternativas. De haber puesto los dos pies en la calle, habría sido acusada de abandono de hogar, habría perdido cualquier derecho sobre mi y habría pagado con algo mas que una multa ese medio paso que nunca dio.
Como consecuencia, todo continúo a peor con los años y la única manera que tuvo de justificar aquella decisión no tomada, fue centrar toda su vida en la mía y así, sin pretenderlo, hipotecar mi conciencia para siempre.
Nunca le reproché ni lo haré jamás, tuvo miedo o fue un acto de valor; yo prefiero darle ese punto de valentía que sin duda necesitó porque sabía lo que le esperaba y lo aceptó. Y fue terrible.
Lo que no pudo nunca imaginar era lo que me esperaba a mi.
Con esas cabriolas malignas con las que el destino nos reta, cincuenta años después de aquella decisión no tomada, en una época que se supone muy diferente, una mujer sin estudios, sin trabajo y sin dinero, siguie teniendo pocas alternativas. Y nuevamente, una decisión esta vez si tomada me devuelve a un destino que parecía marcado para ambas, me deja sola frente a un mundo hostil para mis años, a un futuro que me aterra y me paraliza, a todo lo que ella quiso evitar con su propia vida.
Y quizá, lo mas injusto de todo, sea que ha vivido lo suficiente para verlo.
Que Dios la bendiga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario