Durante muchos años participé activamente en lo que hoy se da en llamar "la vida de tu comunidad", osea, que durante años estuve más que involucrada en aquellas cosas de mi entorno que consideraba había que cambiar o mejorar, recogí el testigo de otros y como no podía ser de otra manera, trabajé a fondo. Emplee días, horas, esfuerzos, ilusiones, me cree algún que otro enemigo e hice mía la máxima de "si quieres algo, lucha por ello."
Pero no siempre las personas que te rodean son las que tu crees que son o simplemente no son capaces, llegado el momento, de olvidar ideologías, de aunar esfuerzos por un bien común, encontrar ese punto que nos hace a todos iguales cuando de luchar se trata.
España es un país de gente sectaria, lo digo sin ambages, lo creo firmemente. El "y tu mas", el "son los míos" es algo que todos practicamos en mayor o menor medida y así nos va como nación y como sociedad.
Viviendo como vivo en una autonomía con dos idiomas oficiales, la cuestión lingüística llegó a convertirse en materia de enfrentamiento serio entre aquellos que habíamos colaborado durante años sin mayores problemas que los derivados de la lógica de cada uno. Mi defensa de lo que considero un derecho propio reconocido legalmente me granjeo la enemistad y el desprecio de mi entorno, y fue un golpe terrible para mi.
También sufrí una incomprensión que fue la mas dura de todas.
Han pasado varios años y como es lógico, los avatares de la vida tienen su reposo, incluso los desengaños mas dolorosos. Hoy pienso que mas que perdido tal vez fue un tiempo mal empleado, no sé. Luché por aquello que creí justo y necesario, conocí gente interesante, me afirmé como madre/mujer/persona, aprendí de todos; hoy el dolor se ha suavizado y empiezo a calmarme por dentro...un poco y empiezo a caminar aunque sea despacio ...
... muy despacio.
... muy despacio.
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